En medicina con Amazon no hay vuelta atrás

Una sobremesa de invierno. Tertulia del autor de este blog con amigos.

  • “…El futuro de la medicina está cambiando a diario.  Pero el punto de no retorno sucederá cuando Amazon se introduzca en el mercado sanitario…”

Podía observar la sonrisa en la cara de  mis amigos y compañeros cuando les hacía estos comentarios. No tengo la suficiente entidad científica para prodigarme en charlas divulgativas. Estos comentarios quedaban en opiniones al mismo nivel que comentábamos que hará el Atleti si no se clasifica para la Champion. Pensaban que era una excentricidad y que efectivamente la medicina estaba cambiando mucho pero que me había “pasado de vueltas”.

Hace unos días los CEO de Amazon, JP Morgan y Berkshire Hathaway   anunciaron que ya han comenzado la andadura en el mercado sanitario con Haven. Ha sido el colofón a un acuerdo que cerraron en enero de 2018 para enfrentarse al incremento en los costes de la atención sanitaria. Al frente de este proyecto se encuentra Atul Gawande, prestigioso cirujano autor entre otros de libros como Ser Mortal, texto que todo médico/alumno debería leer, especialmente si se encuentra en su periodo de formación. Gawande ha hecho una verdadera declaración de intenciones. “Queremos cambiar la forma en que las personas experimentan el cuidado de la salud para que sea más simple, mejor y a menor costo”. Un buen resumen sobre la medicina que aporta valor.

Ha crecido en los últimos años la bibliografía que empareja el futuro de la medicina con el desarrollo de las diferentes ciencias –ómicas : genómica, metabolómica, metagenómica, proteómica… (Todo ello gracias al desarrollo tecnológico en estos campos). Tal ha sido el crecimiento de estas materias que han surgidos paginas wiki para recopilar información sobre las mismas. Es innegable la importancia de estas disciplinas que conjugan conocimientos biológicos con la ingeniería en los tiempos venideros. Pero creo que la auténtica revolución vendrá de la mano de la “datosómica”. En esta ciencia Amazon es ejemplar.

Otros lo han realizado con éxito

En algunos sectores han sido unos visionarios y esto les ha aportado una clara ventaja competitiva. El manejo de los datos fue la clave de la victoria de Obama en las elecciones americanas. Mediante el análisis de big data, un  grupo de expertos encerrados en lo que se llamó la cueva, fueron capaces de recaudar más fondos, de predecir la participación y de realizar modelos predictivos para la toma de decisiones basadas en miles de datos.  Fue un éxito.

La implantación en el mundo de la medicina del análisis de big data respecto a otros sectores como la banca o el comercio está siendo más lento. La medicina ha tenido un crecimiento del conocimiento basado en su cuerpo de doctrina. Los médicos somos reacios y a veces obstruccionistas a aceptar mejoras provenientes de otras áreas. Por ejemplo algunos modelos de ingeniería, a pesar de haber demostrado optimizar muchas organizaciones, los rechazamos aludiendo que lo nuestro no es una empresa manufacturera y que se trata de modas. ¡¡¡¡ Cómo alguien que no es médico nos va a enseñar a nosotros a organizar el sistema sanitario ¡¡¡¡ ¿Qué nos tiene que enseñar Amazon a los médicos?

No pongamos puertas al campo

Esta resistencia, no ya a salir de nuestra zona de confort, sino a dejar entrar a extraños ¿es una muestra de autosuficiencia? ¿Falta de humildad intelectual? ¿Protección ante lo desconocido? En el mejor de los casos sabemos mucho de poco. Es inabarcable nuestro teórico campo de conocimiento. Nos cuesta aprender una ciencia cada vez más extensa. Además tenemos que integrar conocimientos científicos, tecnología y humanismo.

Por nuestro modelo formativo nos cuesta aceptar que una empresa de coches como Toyota haya diseñado un modelo de gestión, que aplicado a la sanidad, Lean Healthcare , mejora los procesos sanitarios y la satisfacción en los pacientes. Nos es difícil admitir que los sistemas de inteligencia artificial sean capaces de disminuir un 11% los falsos positivos (lesiones clasificadas como tumores cuando en realidad no lo son) frente a 6 radiólogos expertos en el screening de cáncer de pulmón mediante TAC  como se ha publicado recientemente en Nature. Miramos con recelo modelos de asistencia virtual como Proyecto KRISTINA (ver video) en el que mediante un chatbot disponemos de un asistente social multilingüe.

En los últimos años la mayoría de los avances en medicina están relacionados con la mejora en la captación y análisis de datos. Esto no es una nada. Lo refleja perfectamente Jordi Varela en su post. A menudo hablo con compañeros clínicos, que generan y manejan miles de datos, de la capacidad de los mismos. De la sensación de pérdida de oportunidad por no explotarlos. Todos están de acuerdo. Sin embargo prácticamente ninguno me secunda cuando le propongo su estudio sistemático. El fin de conocer mejor nuestros comportamientos y los de nuestros pacientes. En el fondo creen que este tema es más de gestores. Muchos se amparan en que al no ser su recogida sistematizada y prospectiva carecen de cierto valor. No es del todo cierto y creo que corresponde con una secuela de la medicina basada en la evidencia que ya ha sido superada por distintos modelos de extracción de información desde la historia clínica, véase Savana.

Estos y otros muchos ejemplos me hacen pensar que en realidad nos estamos haciendo trampas en el solitario. Lo que nos cuesta trabajo no es aprender sino desaprender. Adaptarnos a un cambio en el nuevo paradigma asistencial nos obliga a borrar parte de nuestro disco duro. A aceptar procedimientos que hasta ahora les correspondían a otros. Debemos acostumbrarnos a la irrupción de nuevos stakeholders en el entorno sanitario. A una flexibilidad de la que carece la clase médica en general.

Si Amazon te da limones haz limonada

La irrupción de una empresa experta en el manejo de datos, como Amazon. Apoyada por una financiación prácticamente inagotable y por un holding asegurador abre un nuevo horizonte en la medicina. Amazon no solo ha cambiado el mercado on line y el minorista sino que ha cambiado la economía mundial. Sabe información de sus clientes que le permite conocer más allá de los datos de su cuenta. Es capaz de averiguar cuantos hijos tienes y de que edades son. Si practicas deporte, si comes sano (es propietaria de la cadena de supermercados Whole Foods, si estas obeso y si te preocupas por tu salud entre otras cosas. Con la compra reciente de PillPacks, compañía farmacéutica encargada de empaquetar de forma personalizada los fármacos del comprador y llevarlos a su domicilio, comenzará a conocer datos de nuestros tratamientos, los médicos prescriptores, la tasa de adherencia de los pacientes, la posibilidad de interacciones farmacológicas. Es posible que una empresa sin estructura sanitaria ni hospitales (por ahora) se acabe convirtiendo en el mejor sistema de conocimiento sobre nuestra salud y nuestros modelos de enfermedad. Ojalá sea el empujón definitivo para impulsar la medicina de valor.

Quien sabe quizás el día de mañana se estudie medicina por Amazon. Puestos a ser disruptivos….

A la medicina hay que echarle valor

Somos  muchos los que pensamos que la medicina en general y los médicos en particular deberíamos dirigir nuestro esfuerzo a prestar a los pacientes aquellos servicios que les aportan valor.

Este planteamiento inundaría de perplejidad a cualquier profano. ¿Pero los médicos no hacen por sus pacientes lo que realmente les aporta valor?

De los estudios a las preferencias del paciente

Es importante conocer el pasado para entender el presente y esbozar el futuro. Desde hace unas décadas se actúa en base a medicina basada en la evidencia . Este movimiento supuso la transición hacia una práctica metodológicamente más pulcra. Sucumbía la asistencia basada en la tradición y en la experiencia empírica en aras de estudios bien estructurados. Este concepto revolucionario le llevó a ser nominado como una de las ideas del año en 2001 por la revista The New York Times.

Durante años este movimiento ha perfilado el pensamiento de los estudiantes y de los clínicos. Muchas han sido las luces que ha aportado esta metodología basada en pruebas y en grandes ensayos. A cambio hemos pagado precios como la limitación del razonamiento clínico. Con las mejores evidencias se han construido guías clínicas en las que una gran mayoría de pacientes no están representados. Por eso proyectamos estas recomendaciones en nuestros enfermos por “aproximación” y generamos muchas medidas carentes de valía.

Un nuevo paradigma intenta imponerse, aunque lentamente, en el entorno asistencial. La medicina que aporta valor. Consiste en integrar no sólo las mejores evidencias científicas sino las necesidades del paciente y sus preferencias. Son cada vez más numerosas las publicaciones que avalan esta forma de actuar en los profesionales. Sin embargo no acaba de calar en las instituciones sanitarias. En muchas ocasiones se queda solo en un buen eslogan marketiniano o en un titular de publirreportaje.

Muchas sociedades científicas apoyan iniciativas a nivel internacional como Choosing Wisley  que pretenden disminuir el sobrediagnóstico y el exceso de tratamiento. En nuestro país surgen plataformas como Dianasalud que pretenden la divulgación de iniciativas para analizar la adecuación de determinadas actuaciones en salud. El blog creado por Jordi Varela se ha convertido en un referente de opinión en la medicina de valor. Pero aun siendo muchas las referencias que están surgiendo para apoyar este nuevo movimiento asistencial la prueba más fehaciente del interés que está suscitando es que numerosas compañías aseguradoras en EEUU y Medicare vinculan parte del pago a sus proveedores basándose en a una atención responsable.

Hasta el mejor escribano echa un borrón

Se ha publicado recientemente en JAMA  un artículo donde analiza la variabilidad de médicos de atención primaria en la provisión de actos de escaso valor. Una de las conclusiones es más que obvia. Ninguno de los clínicos estaba exento de haber realizado alguna actuación mejorable. Lo que viene siendo en román paladino que hasta el mejor escribano echa un borrón.

Mi reflexión tras la lectura de este artículo me llevó a plantearme que la mayoría de los trabajos se centran en las actuaciones de los clínicos y no tantos, aunque algunos hay, son los que analizan las organizaciones sanitarias . Es evidente que el responsable final de la prescripción es el médico. Pero ¿no será este el eslabón más débil de la cadena?

En  nuestro país los proveedores de servicios sanitarios, tanto públicos como privados, no parece que estén muy ocupados de verdad en buscar actuaciones de valor en los pacientes. Los hospitales públicos bastante tienen con resolver la demanda creciente de actividad asistencial. Demanda que crece en muchas ocasiones por la falta de conciencia social. Parece grabado en el subconsciente de los humanos que a más medicina mejor salud. Los que nos dedicamos a este sector sabemos que no siempre es así (recomiendo la magnífica reflexión en este post ) . Por ello han surgido diferentes iniciativas que pretenden desmontar este axioma en base a datos científicos, dos buenos ejemplos son less is more  de Jama y to much medicine de BMJ. El uso de más medicina lleva aparejado más errores, una muestra palpable es que estos son la tercera causa de muerte en el mundo occidental.

Los centros hospitalarios privados también tienen otros intereses, legítimos por otra parte. Dan cobertura asistencial a un gran segmento de la población que sería inasumible en el sistema público. Mayoritariamente tampoco ellos preconizan la importancia de las acciones centradas en el valor añadido. En muchas ocasiones se les critica que aumenten la captación de pacientes ofreciendo técnicas y/o tecnología que no siempre han demostrado un extra en el proceso sanitario.

Por otra parte los financiadores  de la asistencia tanto pública como privada tampoco dan pasos decisivos en el pago por valor añadido que podría ser el detonante para cambiar el sistema. El ahorro que supondría el dejar de pagar actuaciones prescindibles, aproximadamente el 40% de lo que hacemos según el Dr Prasard, permitiría aumentar la inversión en sanidad y la mejora en los honorarios del personal.

Parece que tanto los proveedores como los financiadores hacen dejación de funciones en la formación de los profesionales que son finalmente los que toman decisiones clínicas. Estos, en la mayoría de los casos, tienen que realizarse su propio plan formativo y buscarse financiación para cursos que no siempre preconización las actuaciones basadas en el valor añadido.

 

Todos los pájaros comen trigo y la culpa al gorrión

Es por tanto paradójico que se ponga solo a los clínicos en el punto de mira a la hora de solicitar actuaciones responsables. Máxime cuando, gracias al profesionalismo de los mismos, surgen movimientos que promueven el desterrar actuaciones carentes de crédito científico, pero estas difícilmente se institucionalizan.

Si queremos que este nuevo paradigma tenga más éxito quizás deberíamos de preguntarnos no sólo qué hace el clínico sino qué hacen los stakeholders sanitarios. Algunas medidas podrían ser:

  • Compromiso de los proveedores sanitarios para definir prácticas de valor a implantar
  • Condicionar parte de la financiación en función de las prácticas de valor
  • Trasparencia informativa en resultados asistenciales. No sólo es importante lo que se gasta sino que resultados genera.
  • Información independiente y contrastada que admita la comparación.
  • Facilitar la formación de los profesionales por sus instituciones. Integrar las mejores evidencias con la  capacidad de reconocer sesgos y la toma de decisiones compartidas con el paciente.
  • Incentivos económicos a los profesionales para su desarrollo.

Si no hay implicación de los proveedores y pagadores, seguiremos poniendo el objetivo en el eslabón más débil de la cadena. Haciendo referencia de nuevo al román paladino lo que viene siendo que todos los pájaros comen trigo pero la culpa siempre es del gorrión.

¿Y si la mosca ya no muere a cañonazos? Los antibióticos

Un día cualquiera de Enero

…La fiebre y los dolores musculares son por una gripe. Al ser causada por un virus no requiere tratamiento antibiótico.

¿Y usted no cree que con el antibiótico mejoraría antes y se me quitaría la fiebre?

El antibiótico no actúa sobre la fiebre sino sobre el germen que la produce. Sólo si es un  proceso bacteriano, en los víricos no tiene efecto.

Yo me quedaría más tranquilo si me pusiera usted antibiótico

Los antibióticos hemos de reservarlos para cuando se necesitan y este no es el caso

¿Y no me harán falta unas vitaminas para recuperarme antes? No estoy comiendo nada y debo estar bajo de defensas.

Tampoco son necesarias las vitaminas. Es usted una persona sana. Ahora durante el proceso infeccioso agudo estará más inapetente pero se recuperará en una semana más o menos.

Vi salir al paciente de la consulta con semblante de estar poco convencido tras la conversación. Si le hubiese prescrito alguna vitamina como efecto placebo seguiría manteniendo la confianza en su médico.

Esta es una conversación que a diario mantenemos los médicos con nuestros pacientes especialmente durante los meses de epidemia gripal. En la mayoría de las ocasiones dedicamos más tiempo a la educación sanitaria, muy necesaria en la población, que al proceso diagnóstico y terapéutico. Algunos médicos piensan que de la información y la formación de los pacientes no deberían ocuparse ellos. Están principalmente para diagnosticar y tratar. Una actitud que ha demostrado disminuir la adherencia a los tratamientos en patologías crónicas como la diabetes  y que facilitan con su pasividad la sobreprescripción de tratamientos antibióticos innecesarios.

Muy preocupante es la sobreutilización de estos fármacos. Son muchos los organismos internacionales que hacen llamamientos periódicos al control de su uso. La OMS manifiesta su preocupación calificando este tema como una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo. También el Ministerio de Sanidad de nuestro país y de otros muchos de la OCDE realiza campañas intentando concienciar a los profesionales y a la población para el buen uso de los antimicrobianos.

La naturaleza es sabia

El problema más importante del abuso de antibióticos es el desarrollo de bacterias resistentes a los mismos. Esta capacidad de protegerse de los antimicrobianos en muchos casos está mediada por genes que las bacterias poseen de forma natural. De hecho gérmenes que han permanecido aislados del contacto humano han desarrollado resistencias a múltiples antimicrobianos. Está descrito de forma muy interesante en un trabajo donde estudiaron zonas que han permanecido aisladas desde hace 4 millones de años en la cueva de Lechuguilla (México). Encontraron gérmenes resistentes hasta a 14 antibióticos, alguno de ellos de última generación. También se han hallado microorganismos con resistencia natural a estos fármacos en las profundidades del océano .

Cueva La Lechuguilla. Photo by Dave Bunnell / Under Earth Images

Se puede deducir que hay una tendencia natural de las bacterias a protegerse pero también es lógico pensar que cuando la presión antibiótica aumenta los gérmenes aceleran su proceso de escape. No se trata de una hipótesis. Estos fármacos actúan como una fuerza selectiva en la evolución y propagación de bacterias resistentes. Lo demuestra un estudio muy interesante donde analizaron muestras de suelo que tienen almacenadas desde el año 1940 hasta 2008 en los Países Bajos. Identificaron más bacterias resistentes a medida que se han ido desarrollando moléculas nuevas. Estos microorganismos han incrementado su número más de 15 veces en nuestra época respecto a los años 70.

Quizás no sea para tanto

Esto no pasaría de ser un problema económico si no fuera porque el incremento en el número de bacterias resistentes nos está colocando a los médicos en una difícil situación ante determinadas infecciones. La eclosión de superbacterias (gérmenes resistentes a múltiples antibióticos) hace difícil el tratamiento de neumonías, celulitis o infecciones urinarias que hasta ahora se curaban con antibióticos habituales. Estos gérmenes no sólo encarecen económicamente el proceso patológico sino que aumenta el número de estancias en el hospital y lo que es más importante la mortalidad. Algunas bacterias resistentes multiplican por 4 el riesgo de muerte. Se estima que en España unas 1830 personas mueren al año debido a infecciones por ocho bacterias resistentes. En 2050, la estimación de fallecimientos se eleva a 77.700 personas.

Conociendo como hemos llegado a esta situación podremos encontrar parte de las soluciones. Es indudable la responsabilidad del sector de la agricultura y la ganadería en este tema. En el año 2008 en USA más de 3 millones de kilos de antibióticos se emplearon en humanos. La partida destinada a la ganadería fue de 13 millones de kilogramos. Es evidente que en semejantes cantidades hay un elevado porcentaje de tratamientos evitables. Los médicos somos responsables de muchos tratamientos innecesarios. Está publicado que entre el 30-60% de las prescripciones de antibióticos en las UCIs son prescindibles y también un tercio de los antibacterianos que toman los pacientes hospitalizados podrían evitarse. Un porcentaje similar, es decir uno de cada tres, tratamientos antibacterianos ambulatorios son prescritos sin indicación. Todo esto ha llevado a España a ser el país de la Comunidad Europea que más antibióticos consume por 1000 habitantes solo por detrás de Chipre. Un subcampeonato para no estar orgullosos.

Mi granito de arena. Mejorando el buen uso de antibióticos

A pesar de las campañas de alerta y las medidas que toman los gobiernos el tema es de tal magnitud que quizás deberíamos tomar algunas decisiones más. Además de la educación sanitaria a la población y una formación adecuada al personal sanitario algunas medidas a plantear, podrían ser:

  • Incidir con mayor intensidad en la obligatoriedad de la receta médica para la dispensación de antibióticos. Según una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) del año 2018 los antibióticos son los fármacos que más se compran sin receta (36%).
  • Regular el número de antibióticos disponibles en farmacia, garantizando una cobertura microbiológica adecuada.
  • Seguimiento del programa de lavado de manos del personal sanitario.
  • Lavado de batas y pijamas del personal asistencial en los centros hospitalarios, intentando no sacar del mismo material y o instrumental.
  • Control de la prescripción de antibióticos en centros de salud y consultas ambulatorias. Revertir información a los profesionales estableciendo comparaciones con centros similares.
  • Implantación de programas de optimización del uso de antimicrobianos (PROA) en hospitales que no dispongan del mismo, contando con al menos un responsable por centro. Los de pequeño tamaño o centros privados podrían realizar uno común agrupando a varios en su zona geográfica.
  • Registros electrónicos hospitalarios y en centro de salud que sirvan de ayuda con sistemas de aviso enlazando el tratamiento antibiótico con los cultivos de las muestras biológicas.

Estas normas y otras más ayudarán a contener una situación que va camino de ser alarmante. Pero no olvidemos que luchamos contra organismo que llevan sobre la tierra desde hace 3.500 millones de años y que gozan de una gran plasticidad y capacidad de adaptación.