Somos muchos los que pensamos que la medicina en general y los médicos en particular deberíamos dirigir nuestro esfuerzo a prestar a los pacientes aquellos servicios que les aportan valor.
Este planteamiento inundaría de perplejidad a cualquier profano. ¿Pero los médicos no hacen por sus pacientes lo que realmente les aporta valor?
De los estudios a las preferencias del paciente
Es importante conocer el pasado para entender el presente y esbozar el futuro. Desde hace unas décadas se actúa en base a medicina basada en la evidencia . Este movimiento supuso la transición hacia una práctica metodológicamente más pulcra. Sucumbía la asistencia basada en la tradición y en la experiencia empírica en aras de estudios bien estructurados. Este concepto revolucionario le llevó a ser nominado como una de las ideas del año en 2001 por la revista The New York Times.
Durante años este movimiento ha perfilado el pensamiento de los estudiantes y de los clínicos. Muchas han sido las luces que ha aportado esta metodología basada en pruebas y en grandes ensayos. A cambio hemos pagado precios como la limitación del razonamiento clínico. Con las mejores evidencias se han construido guías clínicas en las que una gran mayoría de pacientes no están representados. Por eso proyectamos estas recomendaciones en nuestros enfermos por “aproximación” y generamos muchas medidas carentes de valía.
Un nuevo paradigma intenta imponerse, aunque lentamente, en el entorno asistencial. La medicina que aporta valor. Consiste en integrar no sólo las mejores evidencias científicas sino las necesidades del paciente y sus preferencias. Son cada vez más numerosas las publicaciones que avalan esta forma de actuar en los profesionales. Sin embargo no acaba de calar en las instituciones sanitarias. En muchas ocasiones se queda solo en un buen eslogan marketiniano o en un titular de publirreportaje.
Muchas sociedades científicas apoyan iniciativas a nivel internacional como Choosing Wisley que pretenden disminuir el sobrediagnóstico y el exceso de tratamiento. En nuestro país surgen plataformas como Dianasalud que pretenden la divulgación de iniciativas para analizar la adecuación de determinadas actuaciones en salud. El blog creado por Jordi Varela se ha convertido en un referente de opinión en la medicina de valor. Pero aun siendo muchas las referencias que están surgiendo para apoyar este nuevo movimiento asistencial la prueba más fehaciente del interés que está suscitando es que numerosas compañías aseguradoras en EEUU y Medicare vinculan parte del pago a sus proveedores basándose en a una atención responsable.
Hasta el mejor escribano echa un borrón
Se ha publicado recientemente en JAMA un artículo donde analiza la variabilidad de médicos de atención primaria en la provisión de actos de escaso valor. Una de las conclusiones es más que obvia. Ninguno de los clínicos estaba exento de haber realizado alguna actuación mejorable. Lo que viene siendo en román paladino que hasta el mejor escribano echa un borrón.
Mi reflexión tras la lectura de este artículo me llevó a plantearme que la mayoría de los trabajos se centran en las actuaciones de los clínicos y no tantos, aunque algunos hay, son los que analizan las organizaciones sanitarias . Es evidente que el responsable final de la prescripción es el médico. Pero ¿no será este el eslabón más débil de la cadena?
En nuestro país los proveedores de servicios sanitarios, tanto públicos como privados, no parece que estén muy ocupados de verdad en buscar actuaciones de valor en los pacientes. Los hospitales públicos bastante tienen con resolver la demanda creciente de actividad asistencial. Demanda que crece en muchas ocasiones por la falta de conciencia social. Parece grabado en el subconsciente de los humanos que a más medicina mejor salud. Los que nos dedicamos a este sector sabemos que no siempre es así (recomiendo la magnífica reflexión en este post ) . Por ello han surgido diferentes iniciativas que pretenden desmontar este axioma en base a datos científicos, dos buenos ejemplos son less is more de Jama y to much medicine de BMJ. El uso de más medicina lleva aparejado más errores, una muestra palpable es que estos son la tercera causa de muerte en el mundo occidental.
Los centros hospitalarios privados también tienen otros intereses, legítimos por otra parte. Dan cobertura asistencial a un gran segmento de la población que sería inasumible en el sistema público. Mayoritariamente tampoco ellos preconizan la importancia de las acciones centradas en el valor añadido. En muchas ocasiones se les critica que aumenten la captación de pacientes ofreciendo técnicas y/o tecnología que no siempre han demostrado un extra en el proceso sanitario.
Por otra parte los financiadores de la asistencia tanto pública como privada tampoco dan pasos decisivos en el pago por valor añadido que podría ser el detonante para cambiar el sistema. El ahorro que supondría el dejar de pagar actuaciones prescindibles, aproximadamente el 40% de lo que hacemos según el Dr Prasard, permitiría aumentar la inversión en sanidad y la mejora en los honorarios del personal.
Parece que tanto los proveedores como los financiadores hacen dejación de funciones en la formación de los profesionales que son finalmente los que toman decisiones clínicas. Estos, en la mayoría de los casos, tienen que realizarse su propio plan formativo y buscarse financiación para cursos que no siempre preconización las actuaciones basadas en el valor añadido.
Todos los pájaros comen trigo y la culpa al gorrión
Es por tanto paradójico que se ponga solo a los clínicos en el punto de mira a la hora de solicitar actuaciones responsables. Máxime cuando, gracias al profesionalismo de los mismos, surgen movimientos que promueven el desterrar actuaciones carentes de crédito científico, pero estas difícilmente se institucionalizan.
Si queremos que este nuevo paradigma tenga más éxito quizás deberíamos de preguntarnos no sólo qué hace el clínico sino qué hacen los stakeholders sanitarios. Algunas medidas podrían ser:
- Compromiso de los proveedores sanitarios para definir prácticas de valor a implantar
- Condicionar parte de la financiación en función de las prácticas de valor
- Trasparencia informativa en resultados asistenciales. No sólo es importante lo que se gasta sino que resultados genera.
- Información independiente y contrastada que admita la comparación.
- Facilitar la formación de los profesionales por sus instituciones. Integrar las mejores evidencias con la capacidad de reconocer sesgos y la toma de decisiones compartidas con el paciente.
- Incentivos económicos a los profesionales para su desarrollo.
Si no hay implicación de los proveedores y pagadores, seguiremos poniendo el objetivo en el eslabón más débil de la cadena. Haciendo referencia de nuevo al román paladino lo que viene siendo que todos los pájaros comen trigo pero la culpa siempre es del gorrión.
Querido Dr Miralles, felicidades por la nueva entrada . Totalmente de acuerdo con tu reflexión. Es más , pienso que si hiciéramos un análisis discriminante de los diferentes patners que intervienen en la producción y realización del servicio sanitario, el que probablemente mayor peso tendría sería el pagador y luego el proveedor, en este orden además . No obstante no deja de ser una mera intuición . Un saludo y gracias nuevamente por la entrada
Magnifico Paco, se darán cuenta los actores del sistema de salud en algún momento que lo importante para los profesionales de la salud es precisamente eso, la salud. Por eso echar la vista atrás (solo 50 años) y rescatar el informe Lalonde nos ayudaría un poco. Enhorabuena Paco.
Gracias Germán. Ojalá se percaten pronto de lo importante que es los que dices.
Un abrazo
Paco: cada vez me gustan más tus reflexiones. Un abrazo
Amigo Luis eso es por tu amistad generosa. Gracias. Un abrazo
Magnífico, pero realmente me parece, como usuario, algo muy lejano.
Ramón gracias por tu comentario.
Efectivamente no es fácil pero hay que intentarlo
Se acabarán “apropiando” de las recomendaciones/medidas que propones cada mes. Son una joya.
Un abrazo,.
Gracias por tu valoración Mariola.
Si sirve para que se implante el cambio y aporte mejoras a los pacientes y clínicos será para mi un orgullo que se “apropien” de las medidas. Lo importante no es la autoría sino la mejora.
Un abrazo
Querido colega Paco:
Como bien intuyes siempre he echado de menos la medicina clásica con toda esa búsqueda de signos semiologicos y su repertorio previo de la anamnesis. Es lo más parecido a la medicina que pretendo practicar ( medicina biológica o integrativa, llamada funcional en Alemania). Pienso que entre la patologia y el dolor existe un mundo oculto donde habita la “salud “.
Estoy totalmente de acuerdo en los índices de yatrogenia que comentas . La prevención no se procura , quizás no interese , además de la dificultad que supone cambiar los hábitos de los pacientes.
Reconozco que la tarea no es fácil y no depende solo de la heroicidad de los galenos. El equipo del que hablas tendría que ir de la mano.
Buena reflexión la tuya, Paco.
Un fuerte abrazo
A. Ferrer
Gracias Antonio
Creo que para el triunfo de este cambio además, como comentas, de la heroicidad de los médicos es importante que los grupos hospitalarios y los financiadore as apuesten por ello. Sería un paso importante.
Un abrazo
Eres un Crack, Paco.
Un abrazo
¿Estamos ante otra moda para explicar medidas que generen un sistema más sostenible?
Gracias por tu pregunta Rubén.
Personalmente creo que este “nuevo” paradigma puede ahorrar no solo dinero sino tiempo, angustia a los pacientes, ansiedad a la familia y iatrogenia. Entrecomillo lo de nuevo porque pienso que en toda la historia de la medicina todos los médicos han intentado aportar valor con sus decisiones. En la actualidad se aporta mejora en la metodología de las decisiones de valor.
Creo que si los proveedores y financiadore no pilotan el cambio difícilmente éste se impondrá.
Como siempre. ! interesante reflexión!
Muchas gracias